Caminar es la actividad física que la mayoría de gente es capaz de realizar y una de las más completas para lograr el bienestar en todo el organismo. Por eso, y porque a penas tiene contraindicaciones, se trata del ejercicio más recomendado por los médicos a partir de los 40 años.
Por qué te convienen los paseos a buen ritmo
Numerosas investigaciones han demostrado que caminar protege los huesos por distintos motivos:
1) Activa la circulación.
Como al caminar tu corazón impulsa la sangre con más fuerza, el riego sanguíneo llega mejor a los huesos, que reciben todos los nutrientes necesarios para mantenerse sanos y fuertes. Además, los tejidos se oxigenan más fácilmente.
2) Evita la pérdida de hueso.
Andar obliga a los huesos a trabajar más y esto los hace más resistentes. De este modo se evita la pérdida de masa ósea y la descalcificación. Y a pesar de ello, solo el 42 % de las mujeres que padece osteoporosis practica ejercicio regularmente, según el estudio Retoss (Reumatología y Osteoporosis).
3) "Recibes" vitamina D.
Salir a caminar al aire libre te ayuda a conseguir este micronutriente, un "alimento" fundamental para tus huesos que el organismo fabrica al recibir los rayos solares y que ayuda a la fijación del calcio. La vitamina D también es esencial para mantener la coordinación muscular. Por ello, si te falta se incrementa el riesgo de fracturas.
Efectivo también contra el dolor de origen muscular.
Corrige malas posturas. Caminar regularmente es ideal para una buena higiene postural, que involucra especialmente a los huesos del cuello, hombros y zona lumbar. Y es que las malas posturas pueden ser el origen de las lumbalgias y de dolores musculoesqueléticos.
Cuando aparecen como consecuencia de la osteoporosis o de procesos de degeneración de la columna vertebral, caminar también proporciona un gran alivio.
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