jueves, 28 de agosto de 2014

Por qué los huesos pueden llegar a dañarse

A veces, una caída, un golpe, una sobrecarga, un mal gesto nos provocan lesiones puntuales de mayor o menor envergadura en los huesos y las estructuras que los rodean.

Sin embargo, detrás de muchas fracturas descubrimos una debilidad ósea producto de los malos hábitos de vida (alimentación desequilibrada, falta de ejercicio, tabaquismo...) 

Por otra parte, existen factores de riesgo que no podemos cambiar:

Los genes condicionan

* La herencia genética o la edad predisponen a sufrir determinadas enfermedades reumáticas, es decir, aquellas dolencias que afectan a las distintas estructuras del aparato locomotor y que no se producen como consecuencia de traumatismos o golpes.

Las lesiones por estas enfermedades afectan a los huesos, articulaciones, ligamentos, bolsas sinoviales y músculos.

* Al menos el 40 % de la masa ósea depende de los genes. Varios estudios recientes ponen de manifiesto que muchas enfermedades reumáticas (como la espondilitis anquilosante, la artirits reumatoide o algunos tipos de artrosis) tienen un componente familiar significativo.

Hábitos que influyen

Está a tu alcance disminuir la posibilidad de tener problemas articulares modificando ciertas costumbres cotidianas. 

Algunas quizá ni siquiera las relacionadas con el deterioro óseo, pero lo cierto es que influyen negativamente, como la falta de sueño, el uso habitual de tacones altos, el consumo de tabaco y de alcohol, el sedentarismo o una alimentación con carencias de calcio y vitamina D.

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